sábado, 14 de julio de 2007

"Esa mujer", de Rodolfo Walsh

Cuando Rodolfo Walsh es muerto en marzo de 1977, ya ha desplegado el gesto que lo fija para siempre en la memoria de la sociedad argentina: ha escrito y despachado una carta, la famosa “Carta abierta a la Junta Militar”. ¿Cómo fue que este escritor y periodista llegó a ser la voz del pueblo?
Un hito en ese camino, lo representa sin duda “Esa mujer” ,un cuento que integra el volumen Los oficios terrestres, publicado por la Editorial Jorge Álvarez en Buenos Aires en el año 1965.
En la historia, la búsqueda del cadáver de Eva Perón lleva a un periodista (el narrador) a entrevistar al militar, integrante de los servicios de inteligencia del estado, que tiene la información precisa.
El periodista - escritor, tiene en su poder ciertos datos que funcionan como contrapartida a la hora de confrontar posiciones.
En ese juego de fuerzas, el coronel nunca revela el lugar donde se encuentra el cadáver.
El Matadero, de Esteban Echeverría, relato fundacional de la literatura argentina, propone el modelo del enfrentamiento entre el joven culto, refinado, “civilizado” frente a la “barbarie” popular. La voz narradora se identifica con el humillado, el torturado, el muerto en manos de la masa inculta, reforzando de este modo la posición del intelectual frente al pueblo.
El crítico Ricardo Piglia ha observado la persistencia de este modelo a lo largo de la historia de la literatura argentina. Advierte, sin embargo, la inversión que propone Walsh en el cuento citado.
El enfrentamiento entre el poder y el pueblo vuelve a ser el eje del relato, trasladado a los años de la Revolución Libertadora.
¿Dónde está la voz popular en el cuento de Walsh? Así como el cadáver de Eva, símbolo del pueblo, permanece oculto, tampoco la voz popular aparece en el discurso de manera manifiesta; no hay discurso directo que, a la manera de Echeverría, la reproduzca. Sólo las voces del narrador (el intelectual) y del coronel. El narrador pregunta, indaga, busca; el coronel retacea, elude, niega.
Desde su lugar de autoridad dentro del discurso, el narrador asume la búsqueda del cuerpo, por el momento, infructuosa. Pero, además, asume la búsqueda de la voz del pueblo. La que le permitirá dejar de sentirse una “arrastrada, amarga olvidada sombra”.
De este modo, queda planteada la inversión modélica. El escritor argentino ha cruzado la frontera. Un cruce lleno de riesgos, tal como lo demuestra el propio destino de Walsh.
La lectura de “Esa mujer” nos propone, de este modo, reflexionar sobre esta búsqueda: la del papel que le toca desempeñar a la intelectualidad en el conflicto sobre el que se ha desarrollado buena parte de nuestra historia como Nación.

2 comentarios:

Solitario Spider dijo...

Agrego una nota de Sandra Russo en la Sección Contratapa de Página 12, a próposito de la persistencia del "modelo" echeverriano, en Silvina Ocampo, y también en la Buenos Aires del 2008.

Solitario Spider dijo...

Omití, en el comentario anterior, el link:

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-106864-2008-06-28.html