"El hábito de la lectura no existe. Nadie que pretenda convertir a la lectura en un hábito puede transmitir ese placer loco, ese vicio profundamente asocial. Mientras leemos, estamos ausentes. La lectura no se comparte, no es posible convertirla en una actividad conjunta y socializada, es una relación privada y secreta, de amor, de deseo, de penetración y de muerte. Los hombres vivimos como si fuéramos inmortales. La literatura nos recuerda que ninguna historia humana termina bien. Y al mismo tiempo, nos sirve para sumergirnos una vez más en la ilusión de la eternidad."
Ana María Shua
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