“Al agua de una fuente un día me acerqué/buscando la frescura para calmar mi sed/Te quise toda la vida y nunca te olvidaré”, decía (cito de memoria) la versión castellana que hizo María Elena Walsh de esta canción tradicional. El disco donde está grabada por María Elena es de 1975 y se llama “El buen modo”. Lo encontré buscando entre los viejos “long plays” que ya no puedo escuchar porque no tengo bandeja giradiscos.
Ayer pude reconocer la canción en la película “Hace mucho tiempo que te quiero”, en la que las hermanas Fontaine (“Fuente”) cantan sentadas al piano, en un ritual que parece restablecer el vínculo perdido después de quince años, que la mayor de ellas pasó en la cárcel. Justamente de la letra de esa canción sale el título de la película.: “Il y a longtemps que je t ´aime”.
De restablecer vínculos se trata esta película: entre el exconvicto y los otros, los de la seguridad social, la policía, los empleadores, pero sobre todo con los más cercanos: la familia, los amigos de la familia, y también con el pasado, con el deseo, con los sabores y olores perdidos, con los sonidos, el aire y los lugares...
La que estuvo ausente se ausentó incluso de entre sus compañeras de prisión, con las que no hablaba. También durante el juicio mantuvo silencio. La mudez se origina en el acto criminal por el que la condenan, porque después de él no hay nada que decir, no hay explicaciones posibles.
El lento proceso que lleva desde la ausencia hasta el “estar aquí” se gradúa desde las pocas, toscas palabras de los primeros días (en los que establece relación con un anciano que justamente ha perdido el habla), hasta el estallido verbal del final de la película.
No vale tanto ese final por la explicación del por qué del crimen, como por la liberación de la palabra en tanto relato, catarsis, justificación y, fundamentalmente, restablecimiento del vínculo con los otros.
Es una película francesa, dicen algunos, como quien quisiera decir que carece del ritmo al que nos tiene acostumbrados el cine “made in USA”. Siempre llamo la atención a mis alumnos que usan los gentilicios como calificativos, pero nunca había reparado en este caso. Yo creo que las dos horas de una película pueden pasar volando o no. En este caso, no quise que volaran porque me hubiera perdido gestos, detalles, silencios. Para otros (quizás los que necesitan butacas que se muevan porque no pueden imaginar el movimiento), debe parecer una siesta insoportable.
Es interesante observar cómo juega la cámara entre la ansiedad de Léa (la hermana menor) y la “ausencia distante” de Juliette. Léa corre a buscar a Juliette y la cámara se mueve a su ritmo, estableciendo un contraste entre la vitalidad, la juventud y la necesidad de reparación de una y la desconfianza y vulnerabilidad de la otra.
La actriz protagónica y la que encarna a su hermana me gustaron muchísimo en sus papeles, y las niñas, sobre todo la mayor, son maravillosas.
Ayer pude reconocer la canción en la película “Hace mucho tiempo que te quiero”, en la que las hermanas Fontaine (“Fuente”) cantan sentadas al piano, en un ritual que parece restablecer el vínculo perdido después de quince años, que la mayor de ellas pasó en la cárcel. Justamente de la letra de esa canción sale el título de la película.: “Il y a longtemps que je t ´aime”.
De restablecer vínculos se trata esta película: entre el exconvicto y los otros, los de la seguridad social, la policía, los empleadores, pero sobre todo con los más cercanos: la familia, los amigos de la familia, y también con el pasado, con el deseo, con los sabores y olores perdidos, con los sonidos, el aire y los lugares...
La que estuvo ausente se ausentó incluso de entre sus compañeras de prisión, con las que no hablaba. También durante el juicio mantuvo silencio. La mudez se origina en el acto criminal por el que la condenan, porque después de él no hay nada que decir, no hay explicaciones posibles.
El lento proceso que lleva desde la ausencia hasta el “estar aquí” se gradúa desde las pocas, toscas palabras de los primeros días (en los que establece relación con un anciano que justamente ha perdido el habla), hasta el estallido verbal del final de la película.
No vale tanto ese final por la explicación del por qué del crimen, como por la liberación de la palabra en tanto relato, catarsis, justificación y, fundamentalmente, restablecimiento del vínculo con los otros.
Es una película francesa, dicen algunos, como quien quisiera decir que carece del ritmo al que nos tiene acostumbrados el cine “made in USA”. Siempre llamo la atención a mis alumnos que usan los gentilicios como calificativos, pero nunca había reparado en este caso. Yo creo que las dos horas de una película pueden pasar volando o no. En este caso, no quise que volaran porque me hubiera perdido gestos, detalles, silencios. Para otros (quizás los que necesitan butacas que se muevan porque no pueden imaginar el movimiento), debe parecer una siesta insoportable.
Es interesante observar cómo juega la cámara entre la ansiedad de Léa (la hermana menor) y la “ausencia distante” de Juliette. Léa corre a buscar a Juliette y la cámara se mueve a su ritmo, estableciendo un contraste entre la vitalidad, la juventud y la necesidad de reparación de una y la desconfianza y vulnerabilidad de la otra.
La actriz protagónica y la que encarna a su hermana me gustaron muchísimo en sus papeles, y las niñas, sobre todo la mayor, son maravillosas.
Ficha técnica
Título original: Il y a longtemps que je t´aime
Origen: Francia/Alemania
Año: 2008
Dirección: Philippe Claudel
Intérpretes: Kristin Scott Thomas, Elsa Zylberstein, Laurent Grévill, Jean-Claude Arnaud.
Duración: 117 minutos.
4 comentarios:
llegué acá por tu análisis de "cabecita negra", me encanto el blog, ojala lo sigas escribiendo, saludos!
Mil perdones por la demora en responder, pero así de abandonada tengo a la escritura.
Gracias por tu comentario.
Susana gracias por tu comentario! Es muy lindo. Qué bueno llegar a tu blog. Me gusta mucho el cine francés y no había visto esta película (la estoy bajando!).
No abandones la escritura!
Un beso.
malena viene rubia por la calle
y rubia por el sol que la delata
una pasión se quema y no consume
sus quince años hechos realidad.
como que tiene lo suyo,/
lo mueve hasta con orgullo
y por el barrio la ven.
su madre siempre lista y dispuesta a ayudar
ya le ha explicado de qué modo se debe cuidar
de los hombres,¡uy, uy, uy, los hombres!
que todos los hombres, son todos igual.
malena viene triste por la vida
y viene fuerte por los sentimientos.
no entiende lo que pasa en su cabeza
y tiene mucho miedo de crecer.
y se pone colorada frente a la muchachada
y por la esquina se va.
su madre siempre lista a la hora de fingir
le ha confesado que no siempre logró sentir
la vida, los hombres
el placer esconde bajo un falso nombre.
no te rindas,no te rindas,
no te rindas, malena, no te rindas.
y mientras va perdiendo la inocencia
malena se va armando de paciencia.
ha descubierto el don de la palabra,
el duende del lenguaje musical.
se encuentra con sus amigos, /
sale con desconocidos
y se pone a cantar.
su padre le ha contado que es mejor aparentar,
que lo importante es la fama, el qué dirán
y triunfar, siempre, a cualquier precio
triunfar sin contar los muertos.
gracias Susana, te mando la letra por tu comentario a mi blog, no soy lo que deberia.
Publicar un comentario